martes, 5 de marzo de 2013

¿PODEMOS FUNCIONAR SIN CEREBRO?


Artículo de la revista NATURAL:






¿Es nuestro cerebro una central nuclear? ¿Lo que pensamos genera electricidad?
¿Influye sobre nuestro entorno? ¿Podemos curarnos modificando nuestras creencias?
¿Puede volver a crecer un miembro amputado?
Si creer es crear… ¿qué milagros pueden generar nuestros pensamientos?


¿Podemos funcionar sin cerebro?
¿Puede funcionar un animal o un ser humano, sin cerebro?
Escuchamos algunas respuestas en la calle:
• (Señor que acaba de comprar periódico)
¿Sin cerebro, no, esto es imposible).
• (Señora graciosa) ¡Claro que se puede,
venga a mi casa, le presento a mi
yerno!
• (Otra señora) ¿Me está pidiendo mi
opinión sobre el gobierno o sobre los
banqueros?
Lo preguntamos también
al profesor Di Masi, escritor,
investigador neurocientífico,
director del CIBE Centro de
Investigación Bioenergética de
Figueres (Gi), autor del libro
El Creador (Natural Ediciones)
que enseña Sanergía y
nos autoriza a participar en
su clase:
• Resultados asombrosos
obtenidos por muchos
técnicos vibracionales
en personas víctimas de
ACV, ictus, derrames,
Alzheimer, Parkinson y
autismo confirman que
–uno– nuestra información
no se almacena en
el cerebro y –dos– si, contrariamente
a lo que siempre creía la medicina,
células y neuronas de nuestro cerebro
se regeneran también después de lo
cuarenta años y esto en función de los
objetivos y convicciones de las personas.
La diferencia entre las personas
que sobrevivieron sanos a un ictus y
los que quedaron parcial o totalmente
tetraplégicos es debido a sus creencias
y convicciones. Creer es crear. También
los comentarios de sus médicos
y terapeutas influyen sobre el proceso
de curación. Al decirle a una persona:
«esto es incurable»… acabaremos programándoselo.
• Los nuevos descubrimientos demuestran
que el cerebro humano es algo más
extraordinario que un simple conjunto
de carne y huesos. Durante décadas, en
distintas partes del mundo, respetados
científicos de muy diversas disciplinas
han llevado a cabo experimentos cuyos
resultados dejan perplejos a los biólogos
y a los físicos.
La física moderna ya está comprobando
la existencia de un campo de energía omnipresente.
En su libro El Campo (Ed. Sirio),
la periodista investigadora Lynne MacTaggart
da un repaso de recientes descubrimientos
científicos que demuestran que existe
un campo de energía y de comunicación
vibracional que todo lo circunda conectando
hombre y materia.
Referente al llamado Campo Punto Cero
puede que haya una explicación por la infinidad
de fenómenos conocidos y procesos que
han sido una incógnita para la comunidad
científica durante generaciones. Electromagnetismo,
gravedad, clarividencia, telepatía, la
tele-transportación, curación instantánea de
enfermedades, trastornos y heridas, curación
a distancia: los orígenes de estos diversos
fenómenos pueden todos ser rastreados hacia
este campo cuántico.
Lynne McTaggart escribe:
Todo y todos estamos conectados
unos con otros mediante
este campo, donde se dice que
toda la información de todos
los tiempos y de todos los seres
está archivada.
Finalmente, todo –desde
el hombre hasta la materia–
puede ser rastreado hacia una
colección de cargas eléctricas
que están continuamente en
contacto con este infinito mar
de energía. Nuestros pensamientos
(nuestra educación)
interactúan con este campo y
determina quiénes somos, en
quiénes nos convertiremos y
quiénes fuimos. Por ello es imprescindible
revisar la positividad de nuestras creencias
para no seguir creando la vida que nos daña
(leer más en El Creador).
Nuestro futuro, nuestra perspectiva de
vida está influenciada por el punto de vista
que tenemos en este preciso momento (El
Poder del Ahora. Eckhart Tolle. Gaia ed.).
¿Cómo comienza la vida? ¿Cómo funciona
nuestra mente? ¿Por qué nos enfermamos?
¿Cómo se desarrolla una sola célula en un ser
humano completo?…
En cuatro días, Di Masi consigue convertir
a cualquier persona en un excelente
sanador vibracional.
Pinky, la Salamandra
de Paul Pietsch
El biólogo Paul Pietsch de la Universidad de
Indiana en los Estados Unidos quería saber
dónde se almacenaban las memorias en el
cerebro. (Experimento de la salamandra de
Paul Pietsch, búsqueda Google: University
of Indiana Paul Pietsch salamander experiment
& http://meta-wealth.com/principles/
the-holographic-brain).
Pietsch hizo experimentos con salamandras.
Primero les enseñó ciertos patrones                            
específicos de conducta. Luego, para destruir
su memoria, les sacó sus cerebros y los molió
en una moledora de carne. Finalmente, introdujo
los restos de los cerebros nuevamente
a las cabezas de las salamandras.
¿El resultado? Después de un tiempo,
las salamandras volvieron a demostrar el
comportamiento que se les enseñó. Dicho de    
pero su memoria permaneció. Pietsch concluyó
que la memoria en las salamandras no
era un fenómeno interno, pero que de algún
modo está unida a algo –¿a un campo de
energía?– fuera de las salamandras de donde
«extraen» su memoria.
El neuroanatomista Harold Burr de la
Universidad de Yale descubrió el campo
de un modo diferente. En 1940 investigó
campos de energía alrededor de organismos
vivientes y descubrió que las salamandras
jóvenes tienen un campo de luz alrededor de
sí en la forma de una salamandra adulta. Este
«diseño» ya está presente alrededor del huevo
aún no fertilizado. Burr también vio campos
de luz alrededor de las semillas de las plantas;
éstas tenían la forma de plantas maduras.
Estos campos podían explicar el por qué
al amputar una pata de la salamandra, su
quijada o hasta las lentes de su ojo, vuelven
a crecer o por qué los amputados puedan
sufrir dolores reumáticos en una pierna
inexistente…

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